Antes de hablar de frío, gozos del otoño desde la hamaca nica |
Diez
grados bajo cero esta mañana. El poco menos de un metro de nieve que cayó
permanece y se endurece. Con vientos fuertes que rafagaron sobre ramas cargadas
de hielo y sobre troncos que se iban doblando bajo el peso, ya tenemos casi los
daños de un invierno entero pero en apenas diez días. Mis sesiones en
exteriores han disminuido pero son regocijantes por la alternancia con el
crecido calor de mi interior. La hibernación empezó con todo… y con mucho
agrado.
Esta
dulce emoción proviene evidentemente de la tranquilidad y aislamiento que trae
el clima. Pero mucho tiene que ver con los afectos que están calentando mi
corazón en este final del 2013.
Al
despertarme hoy quise quedarme rato en la cama para saborear la nueva
sensación: vientos como los de la noche se infiltraban aún en la planta alta el
año pasado y me obligaban a buscar refugio en un cuarto de la planta baja. Se
acabó. Ni un soplo de aire ahora. Puedo quedarme arriba. Ya tengo dormitorio al
año. Y eso gracias a los vecinos y amigos que se turnan para realizar las
pequeñas mejoras necesarias. ¿Qué más pedir para calentar el corazón cuando cada
objeto es algo más que material, es un cariño?
La
dulce emoción se viste además, este año, con una renovada manta de solidaridad
latinoamericana. ¿El nuevo surmenaje había llegado esta vez con algo de depre?
La multiplicación de mensajes desde diversos países y familias volteó mi ánimo.
Más
aún: esta vez había solicitado ayuda para mi sitio web bloqueado a fin de
encontrar solución o alternativa y poder seguir brindando acceso al fondo de
documentación que acumulé en mis recorridos; recibí varias propuestas y,
finalmente, en poco más de una semana, por intermedio de Guillermo en Cusco,
todo se resolvió, el sitio web recobró su vigencia, su utilidad.
Mi
alegría va más allá de esa simple utilidad. Ahora que me cuesta cada vez más
escribir, hasta simples mensajes personales, el sitio web y este blog son para
mí una forma de mantener el contacto, una presencia, una relación. Los prefiero
mil veces a las supuestas “redes sociales” tipo facebook (donde me dejé
entrampar por ignorancia y al que huyo como la peste) o linkeld (al cual sigo
resistiendo a pesar de las múltiples solicitudes): van con mi actual ritmo y
estilo de vida. Un poco de disponibilidad y servicio (documentación). Un poco
de noticias, con sus largos silencios para no atropellar ni saturar (ni a los
amigos ni a mí), con la sazón de las palabras o imágenes que uno va acogiendo
pausadamente, paladeando y, a ratos, enviando.
Claro,
eso no reemplaza el sabor tan rico de los encuentros directos y personales, tal
como lo pude vivir nuevamente en el Perú este año, en Bolivia el año pasado.
Pero son limitados. Y unilaterales. Voy pero es más difícil que vengan aquí.
Aunque…
El pionero ha sido, a fines de agosto, Gregorio, el de Sucre. Por cierto tiene
facilidades: es originario de Francia y periódicamente visita a su familia.
Pero tiene mérito; se tomó tiempo para pasar unos días en la casita del cerro.
Tiempo para saborear las horas tranquilas y mis rudimentos de gastronomía.
¡Y
no se aburrió! Aprovechó la oportunidad para reaprender ciertas artes de la vida
rural de antes aquí. Miren con qué concentración levanta el hacha para partir
leños con los que me caliento ahora. Me quedé admirado. Y me quedé feliz de recibir
así un primer embajador. Así que… bienvenidos. No se preocupen: el hacha no es
obligación; hay otras opciones…
Las Fayas,
miércoles 27 de noviembre del 2013
1 comentario:
Querido Pierre, gracias por compartir estas lineas. Siento contigo cierta nostalgia de lo que fue mi infancia en el campo hace casi 60 años...
Espero que te encuentras bien.
Aqui en Lima el verano esta llegando, afuera hay sol y 25 grados. La semana que viene voy a La Paz, Peter se despide y como tu sabes se jubila al final del año. Y Thomas tambien se va, cambia el continente y se va a Indonesia. Espero reencontrar amigos y conocidos de algun tiempo atras...para charlar de Tiraque/Punata, de Huarina/Peñas y de San Pedro de Buenavista....
Un abrazo fuerte y cuidate Eberhard
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